Entendemos que dentro de los procesos de la Gestión del Riesgo de Desastres se encuentra la Gestión Predictiva, que comprende básicamente la identificación y comprensión del riesgo, es decir, el entendimiento total y llano del riesgo, tal y como lo marca la Primera Prioridad del Marco de Sendai; pues si no conocemos ni entendemos el Qué, no podemos planear un Cómo, tanto para mitigarlo, como para responderlo. Es decir, que tanto sociedad como gobierno, sean conscientes de todo lo que puede suceder en el territorio donde se encuentran, entender los peligros y amenazas que existen en él, así como las vulnerabilidades que tienen.
Dentro de esta comprensión del riesgo, es necesario, también, conocer y saber cuáles son los medios que se tienen para alertar y responder, por parte de todos los actores, tanto afectables, como reguladores, entendiéndose como sociedad y gobierno, respectivamente.
En ese sentido, la Gobernanza en la Gestión del Riesgo de Desastres es sumamente importante, pero no como discurso, ni como tema de investigación, sino como acciones reales tomadas con seriedad, con proyectos auténticos, de implementación práctica donde participe activamente la sociedad con el objetivo de prepararse para situaciones de emergencia o desastre, en las distintas fases de la gestión propia de los riesgos.
SI bien, la administración pública tiene muchas áreas de oportunidad para mejorar, en cuanto a la materia, también es necesario reconocer que la responsabilidad es compartida, y más en todos y cada uno de los distintos componentes que engloban los conceptos y acepciones de la seguridad y la protección.
Por un lado, ya no solamente es necesario contar con personal experimentado, profesional y cualificado para ocupar los cargos de las dependencias institucionales de Gestión de Riesgos y Protección Civil, sino que los Tomadores de decisiones, así como legisladores y cabildos, por lo menos, cuenten con una capacitación sobre la materia, así como coordinadores estatales y municipales, reciban un propedéutico sobre cómo hacer esa gestión, como se ha propuesto ya en varias ocasiones.
Según la teoría del Estado de Thomas Hobbes, el papel del soberano es fundamental para garantizar la estabilidad y el orden en la sociedad. Para Hobbes, la autoridad suprema es, evidentemente el tomador de decisiones, que tiene el poder absoluto sobre el Estado y sus ciudadanos. Esta figura centralizada y fuerte es necesaria para evitar el caos y proteger los derechos, la seguridad y la protección de todos los individuos.
El concepto de soberanía en la teoría hobbesiana se basa en transferir los derechos individuales de los ciudadanos a una entidad superior, el soberano/ tomador de decisiones, quien actúa en beneficio del bien común y, en nuestro ámbito, de dotarle de la protección necesaria frente a cualquier tipo de amenaza. Esto implica que el soberano tiene la autoridad para establecer y hacer cumplir las leyes, mantener la paz y resolver los conflictos internos, para lo cual puede delegar en quien pueda cumplir con las misiones asignadas.
Un ejemplo claro del papel del soberano en el Estado es la capacidad de tomar decisiones en situaciones de emergencia o crisis. En tiempos de guerra o desastre, el soberano tiene la autoridad para implementar medidas extraordinarias y tomar acciones rápidas para proteger a la sociedad. Esto permite una respuesta eficiente y coordinada frente a las amenazas que pueden representar los fenómenos perturbadores.
Es importante destacar que la figura del soberano/tomador de decisiones en la teoría de Hobbes no es arbitraria ni dictatorial. Este poder está legitimado por el consentimiento de los ciudadanos, quienes acuerdan someterse a su autoridad en aras de la seguridad, la protección y el orden. Aunque el soberano tiene el poder absoluto, debería estar sujeto a la ley y actuar de acuerdo con el interés general.
¿Qué se quiere exponer con esto? Sencillamente que el tomador de decisiones (el soberano que señala Hobbes), para delegar funciones, debería contar con aquellos que realmente estén cualificados para satisfacer las demandas sociales y los compromisos que per se son implícitos en el desarrollo de las funciones encomendadas.
En otro orden de ideas, de acuerdo con la Maestrante María José Barrera Pavón “Muchas veces el ego profesional o institucional puede impedir escuchar realmente a las personas que conviven con el riesgo. Estas comunidades no necesariamente eligieron vivir en condiciones de vulnerabilidad, sino que diversos factores sociales, económicos y políticos las llevaron a esa situación. Esta vulnerabilidad, a su vez, genera la aparición y el desarrollo de otros riesgos.
Sin embargo, son justamente las personas que habitan el territorio quienes poseen el sentido común y la experiencia cotidiana para actuar en escenarios adversos, porque conocen de primera mano el entorno, sus dinámicas y sus limitaciones. Por ello, la participación comunitaria es fundamental en cualquier estrategia de gestión integral de riesgos, no sólo aporta conocimiento práctico y territorial, sino también fortalece la corresponsabilidad y la resiliencia colectiva”.
Si sumamos las dos posturas, la de Hobbes y la comunitaria que plantea Barrera, es posible que, a quien se le deleguen las funciones de gestionar el riesgo, en un trabajo conjunto con la comunidad, o sea, haciendo gobernanza, pueda establecer, no sólo políticas, sino acciones concretas para actividades de previsión, mitigación, preparación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción.
Con lo anterior, asegurar la Continuidad de Operaciones, de Gobierno y de Desarrollo puede ser más eficiente.
En este sentido, también es muy importante reconocer que hemos romantizado los conceptos y, más grave aún, no han sido permeados en la sociedad, en las comunidades más vulnerables, que son quienes más resultan afectadas ante el impacto de un fenómeno perturbador.
Hay comunidades que no entienden qué es la resiliencia, que no saben que tienen índices de vulnerabilidad porque siempre han vivido así; ésto debe darnos cuenta de que no hemos actuado con la suficiente atención para incluir a todos en la Gestión del Riesgo de Desastre. Los conceptos, debemos traducirlos, aterrizarlos y acercarlos a la gente, a través de acciones concretas y dirigidas para que no sólo sean parte de un discurso, ni palabras de moda, como bien expone Barrera Pavón, que se repiten en planes y programas, pero que no conectan con la realidad de la gente.
De otra manera, el discurso, la tesis, la investigación terminan vacíos, porque no logran comunicar algo que la comunidad pueda sentir como propio o útil; ahí está uno de los grandes retos… cómo traducir esos conceptos tan abstractos en experiencias, ejemplos o acciones que tengan sentido para las personas, y que contribuyan a la materialización de acciones tendientes a su protección, pero con el apoyo y guía de la autoridad (de nuevo la Teoría de Hobbes), siempre y cuando, a quien se le deleguen esas funciones, tenga la sensibilidad, la experiencia y cualidades necesarias para tal función.
Dr. César Orlando Flores Sánchez


3 respuestas
Excelente artículo. La perspectiva integral de gobierno y sociedad civil en la prevención y respuesta a desastres es muy relevante. Como bien apunta el Dr. Flores, la falta de articulación entre agentes es uno de los problemas principales que nos aleja del ejercicio de una gobernanza efectiva en materia de protección civil en México. Como acapulqueña, frecuentemente se escucha de familiares y conocidos que los asentamientos en zonas de riesgo han ocasionado infinidad de tragedias en el puerto, derrumbes y deslaves que han enterrado familias completas. Me llama mucho la atención que siendo conocimiento común, cada año se escuchan nuevas desgracias como resultado del mismo escenario. Dónde está la falla? Por una parte, el otorgamiento de permisos para construir sin supervisión y omitiendo cumplir con medidas de seguridad necesarias en un puerto fuertemente golpeado por huracanes. A esto se suma la falta de sentido común y responsabilidad de quien construye sin considerar las consecuencias que afectan a los habitantes y vecinos. Sí, la falta de articulación es el punto de partida, y si sumamos la corrupción y la ausencia de consciencia del bien colectivo, se crea un escenario mucho más oscuro.
Dr. Comparto y estoy convencido en lo expuesto por usted; efectivamente es necesario, debería de formalizarse en la legislación tanto de la Ley General, la de los Estados o sus normas reglamentarias la urgente necesidad de que quienes ocupan cargos de esta naturaleza tengan los conocimientos, especialidad y experiencia para la toma de desiciones a la altura de los escenarios como lo refiere Hobbes ya que como lo previene la propia ley deben de priorizar la vida de las personas, sus bienes y su entorno. Se debe considerar lo que sostiene María José Barrera respecto a los factores que generan vulnerabilidad y como consecuencia riesgo como lo prevee también Blakie.
Ésto aunado a que las instrucciones de protección civil deben tener un nivel de secretaría a efecto de que no les limiten los recursos al momento de atender una situación de desastre en sus movimientos bde operación y por la importancia y necesiadad del tema
Excelentes temas, y el aprendizaje que deja está información, para estar preparados para todo tipo de fenómenos perturbadores a los que estamos expuestos, Gracias.